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Kenopsia

  • Foto del escritor: Estela
    Estela
  • 17 mar 2020
  • 2 Min. de lectura

No encontraba mejor forma de inaugurar este blog, que reflexionado sobre la palabra Kenopsia.

Por si alguien no lo sabe, su significado es el sentimiento que desata en nosotros la sobrecogedora atmósfera triste de un lugar que normalmente se llena de gente, pero que ahora está abandonado y tranquilo.

Se pueden encontrar numerosos ejemplos para entender el significado de esta singular palabra: los pasillos de un colegio cuando han acabado las clases y los niños se han ido a casa, un campo de futbol cuando un partido finalizó hace unas horas... Las calles de España y otros tantos países desolados por el mal del año 2020.

Asumo que muchos saben de lo que hablo, ya que lo que ahora se está viviendo en el planeta no es indiferente para nadie. Sin necesidad de tener que decir su nombre, muchos en sus cabezas han pensado en sus casas, en el encierro al que nos sometemos y da nombre a la entrada de este blog.

Cada día, cuando me levanto y veo las noticias, me invade este sentimiento y pienso en las calles de mi ciudad, de Madrid, en los largos paseos que he dado por allí con mi familia, amigos o pareja. En las escapadas con mi chico a comer ramen al centro. En los espectáculos de magia que tanto me gustan. En las barcas del retiro. En los nervios de camino al aeropuerto de Barajas por emprender una nueva aventura. En el bullicio y gentío que te acoge cuando llegas a la capital... Y no puedo evitar pensar en lo desolador que tiene que ser salir ahora a esas mismas calles, las mismas que solo puedes pisar para hacer la compra para tu familia y subsistir los días que permanezcamos encerrados.

Aún así, y con todo, la gente de mi país sabe sacar lo mejor de sí mismos, y llena el ambiente del sonido tanto nos hace falta para sentirnos acompañados. Desde los balcones de sus casas aplauden la labor encomiable de los sanitarios, cajeros, repartidores, FFCC y tantos otros profesionales que seguramente olvide pero que aún así velan por nosotros, en silencio y luchando.

Puede que no sea justo decir que es iniciativa nuestra, porque hemos tomado el ejemplo de nuestro país hermano, Italia. Hemos escuchado su grito de advertencia y hemos acogido en nuestros corazones su dolor, tranformándolo en aprendizaje.

Las clases de zumba, las óperas y conciertos desde los escenarios improvisados que son ahora nuestras terrazas, los juegos como el veo o veo o hundir la flota, cantar el cumpleaños feliz a nuestra vecina anciana que vive sola y no esperaba que nadie la recordara... Todo esto es lo que motiva a mi mente y mueve mis dedos para escribir estas palabras, empujada por la confianza en el ser humano y su bondad.

A día cuatro de esta cuarentena, confío en que los españoles seamos capaces de aprender del ejemplo de nuestros vecinos y salir adelante.

Hasta aquí mi reflexión de hoy. Seguiré actualizando el progreso de esta "situación", por darle un apelativo neutro.

Buen día a todos! No estamos solos!




 
 
 

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